martes, 25 de febrero de 2014

El Buen Samaritano

Esta es una parábola que trata de un hombre herido, tendido en la mitad de un camino pasó un sacerdote y un fariseo y pasaron como si nada pero el samaritano lo levanto le dio comida y le dio donde dormir.
Se levantó entonces un doctor de la Ley y, para enredarlo le dijo: "Maestro, ¿qué he de hacer para lograr la herencia de la vida eterna?" Jesús le contestó: "En la Ley, ¿qué está escrito? ¿Cómo lees?" 
 Y él replicó diciendo: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has respondido justamente. Haz esto y vivirás". . Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" 
Jesús repuso diciendo: "Un hombre, bajando de Jerusalén a Jericó, vino a dar entre salteadores, los cuales, después de haberlo despojado y cubierto de heridas, se fueron, dejándolo medio muerto. 
Casualmente, un sacerdote iba bajando por ese camino; lo vio y pasó de largo. Un levita llegó asimismo delante de ese sitio; lo vio y pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció de él; y acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; luego poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo condujo a una posada y cuidó de él. 
Al día siguiente, sacando dos denarios los dió al posadero y le dijo: "Ten cuidado de él, todo lo que gastares de más, yo te lo reembolsaré a mi vuelta". ¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de los bandoleros?" Respondió: "El que se apiadó de él". Y Jesús le dijo: "Ve, y haz tú lo mismo".